El modisto rejuveneció esas apuestas tan propias de la realeza valiéndose de arriesgadas transparencias, pero también acortando los largos o añadiendo atrevidas aberturas en los laterales para lucir piernas.

La mayoría de los looks iban acompañados por sombreros de ala ancha que añadieron al estilismo un aire misterioso y bohemio, una tendencia que la pasarela recupera con frecuencia pues sus creativos saben que, en lo que a ventas se refiere, gusta y por tanto es una apuesta segura.

Y si Murad se preocupó por humanizar a las princesas, a Valentino no le molestó en absoluto trasladar su desfile a la realeza de siglos pasados en una colección teatral en la que se mostraron diseños cuya confección ha llevado más de 470 horas, como informó la casa en su cuenta de Twitter.

Shakespeare ha tenido mucho que ver en la inspiración de esta línea en la que se vieron incluso golas, esos dramáticos cuellos "cervantinos" blancos creados mediante exagerados pliegues.

El resto de vestidos, siempre manteniendo ese aire de época, fueron coloreados en berenjena, negro, blanco y metalizado, imitando las mallas militares.

Este podría ser en realidad el último desfile del dúo de creadores italianos, pues si los rumores lanzados por el portal de información de moda "Business of Fashion" se cumplen, Maria Grazia Chiuri cambiaría Valentino por Dior tras un nombramiento que podría tener lugar en los próximos días.

Sería un adiós a Valentino pero también a su fiel pareja de creación Pierpaolo Piccioli, con quien lleva trabajando casi treinta años desde que comenzaran juntos en Fendi en 1990.

El dúo, que dirige la firma italiana desde 2009, ha logrado convertirla en la más deseada de la alfombra roja y ha creado diseños míticos que han funcionado muy bien entre el público, como los famosos salones destalonados con tachuelas en la parte delantera imitados por gran cantidad de marcas. EFE