"Apostamos por Japón después de vender nuestras menorquinas en Bali", explica María Martínez, la propietaria de la compañía española MMartynica, especializada en la producción y venta de menorquinas. Actualmente, en el mercado nipón, MMartynica obtiene el 30% de sus ganancias. Y es que, según datos de la Federación de Industrias del Calzado Español, las exportaciones del calzado patrio alcanzaron los 2,1 millones de pares y generaron 42,1 millones de euros.

Más allá de nuestro zapato popular, Havaianas (Brasil), Birkenstock (Alemania) y Victoria (España) han conseguido que sus productos se conviertan en todo un referente y que su uso se generalice y se adapte bien a todo tipo de contextos. Las famosas chanclas brasileñas, por ejemplo, ya no son una prenda exclusiva para los días de playa. Que se lo digan a George Clooney, quien las combinó con un traje de chaqueta en un anuncio de Nespresso, o a las parejas que, al casarse, deciden regalarlas a sus invitados para que estén cómodos durante la fiesta.

'Made in' Menorca

Parece ser que los indígenas prerromanos de las Islas Baleares fueron los primeros en utilizar las abarcas menorquinas. Posteriormente, la naturaleza pedregosa de los terrenos de la zona favoreció su uso masivo, pues los payeses necesitaban un calzado fuerte y flexible.

Hasta principios del siglo XX, las abarcas se realizaban en piel y se cosían a mano. Sin embargo, la llegada del automóvil supuso un cambio en su elaboración. El caucho de los neumáticos gastados de los vehículos sirvió para reforzar la suela de cuero y conseguir un calzado todavía más resistente e impermeable. Los campesinos y pescadores empezaron a reciclar también la lona de los carruajes y las velas de las embarcaciones.

La naturaleza artesanal de las abarcas menorquinas ha continuado intacta a lo largo de los años y todavía se pueden encontrar zapateros que las fabrican al estilo tradicional y a medida del usuario.

En las últimas cinco décadas, este calzado propio de los campesinos se ha convertido en un elemento indispensable para los meses de verano, debido a su frescura y comodidad. Para conservar la autenticidad del producto, el Consell Insular patentó en 2010 la marca Avarca de Menorca, que funciona como una Denominación de Origen; solamente los productos que cumplan las condiciones técnicas que ha reglado el organismo pueden comercializarse bajo dicho nombre.

Este calzado tradicional ha llegado a inspirar a firmas de alta gama como Louis Vuitton o Prada y usuarios como la familia real lo eligen de forma habitual para disfrutar de sus vacaciones en Mallorca.

De Brasil al mundo

Inspiradas en las sandalias zori, calzado japonés con suela de granos de arroz compacto y tiras de tela de colores, nacieron en Brasil las havaianas. En la década de los 60, Hawai se vislumbraba como uno de los destinos más atractivos para veranear, de ahí que se bautizase así a este producto brasileño.

Desde 1962, las chanclas por antonomasia, también llamadas flips flops, se convirtieron en un artículo cotidiano para los brasileños más humildes, que se sentían atraídos por su comodidad y su precio asequible. "No se deforman, no huelen y no se rompen las tiras", afirmaban los spots publicitarios que la marca lanzó durante las décadas de los 70 y 80.

En 1993, la empresa brasileña creó el modelo Havaianas TOP, convirtiendo su calzado en un símbolo de moda. Personalidades mediáticas de Brasil comenzaron a enseñar sus pies calzando havaianas y el uso del producto empezó a democratizarse.

Actualmente, estas populares chanclas se venden indistintamente en supermercados y tiendas de lujo como Daslu (Brasil), Saks Fith Avenue (Estados Unidos) y Galeries Lafayette (Francia). Además, havaianas tiene abiertas más de 300 tiendas monomarca en todo el mundo y ha diseñado colecciones con firmas como Valentino o Swarovski.

Pisada germana

Las birkenstock, clásicas sandalias alemanas, se han convertido en un símbolo del calzado que acostumbramos a ver cada verano en los pies de numerosos turistas. Hace un par de años, cuando la lujosa casa de moda francesa Céline incluyó en su colección una innovadora versión de las birkenstock, modelos y actrices internacionales empezaran a usar este producto para recorrer las calles. Además, firmas como Givenchy y Giambattista Valli crearon sus propias versiones.

Estas sandalias tradicionales llevan funcionando desde 1774, gracias al trabajo del zapatero Johann Adam Birkenstock. En 1897, cuando todo el calzado tenía plantillas planas, el nieto de Johann Adam desarrolló una alternativa anatómica que reflejaba la forma real del pie. Desde entonces, la marca -símbolo de la moda hippie en los 70- ha continuado diseñando sus sandalias pensando en la comodidad.

La ligereza del esparto

Las alpargatas de esparto nacieron en el Antiguo Egipto y fue gracias al Imperio Romano que se extendió su uso por Europa. En España, los soldados de la Corona de Aragón ya utilizaron este calzado ligero y, un siglo después, los campesinos popularizaron su uso, convirtiendo las alpargatas en un elemento imprescindible de la vestimenta típica de muchas regiones de nuestro país.

La empresa Castañer, una de los fabricantes de alpargatas más emblemáticos, tuvo mucho que ver en la reinvención de este calzado, pues introdujo la diversidad de colores en sus diseños, acercando el producto al colectivo hippie. El propio Yves Saint Laurent encargó a esta empresa la elaboración de una alpargata con cuña, algo que nunca antes se había realizado. Desde entonces, firmas prestigiosas como Dolce & Gabbana, Chanel y Valentino -que en 2012 creó un elegante modelo de encaje-, han apostado por el uso de este calzado en sus colecciones.

Algunas de las estrellas más distinguidas del celuloide también han lucido alpargatas en sus películas. Rita Hayworth las calzaba en La dama de Shanghái (Orson Welles, 1947), Lauren Bacall en Cayo Largo (John Huston, 1948) y, entrado el nuevo siglo, Penélope Cruz las lucía en Volver (Pedro Almodóvar, 2006).

El artista Salvador Dalí ha sido otra figura fundamental a la hora de ofrecer visibilidad a esta prenda tradicional, pues apareció en numerosas fotografías con las típicas alpargatas de pinxo. La importancia que el pintor otorgó a este calzado llevó a algunos establecimientos a bautizar con su nombre a este modelo de alpargata elaborado con cintas trenzadas.

Victoria, firma centenaria

Aunque la empresa riojana Victoria nació en 1915, fue durante los años 70 y 80 cuando su calzado de lona se convirtió en uno de los elementos más populares de la moda veraniega en España.

Gregorio Jiménez, fundador de la marca, tuvo la idea de crear una zapatilla -con el nombre de su esposa- elaborada con auténtico caucho natural y algodón cultivado en España.

http://www.eleconomista.es/distribucion/noticias/7739637/08/16/El-calzado-estival-conquista-el-mercado-de-la-moda.html