¿Cuál es el elemento distintivo de Natural World? «Lo que hemos hecho ha sido apostar por una técnica histórica –la vulcanización– que es la que se usaba hace décadas. Aeso le hemos añadido un plus de ecología. Hacemos un calzado cien por cien ecológico. Tintes son naturales, algodón cien por cien orgánico y caucho natural. No se usan pegamentos, adhesivos ni ningún elemento contaminante. El papel y el cartón de las cajas también es reciclado. Vimos que no había nada de esto  y que había una posibilidad de negocio».

Su apuesta no fue sencilla. Lo primero fue recuperar y ‘resucitar’ una maquinaria que ya no se fabrica y que suele ser carne de desguace;encontrar materiales, desarrollar modelos, aplicar tintes, crear una línea de calzado actual y hacerse un hueco en un complicado mercado vendiendo ese valor añadido de la ecología a un precio ajustado. 

Y el éxito fue, casi, casi, inmediato. «Sobre todo en el extranjero. El año pasado –2012– exportamos el 98 por ciento de nuestra producción», explica León mientras muestra unas instalaciones que no responden a la idea preconcebida de una fábrica de calzado.

El proceso es sencillo. Toda la fabricación se realiza en Arnedo, desde el cortado, cosido, vulcanizado y posterior envasado del producto. Una vez llegan a la planta de vulcanización –en la asociación de discapacitados de Arnedo colaboran separando los modelos derechos de los izquierdos– el operario lo introduce en la horma, coloca el perfil de caucho y la que será la suela del zapato y «se cuece» durante diez minutos.  Primero el derecho; luego el izquierdo. Una máquina para cada pie de cada número. «Al final del año hacemos un millón de pares», dice León que asegura que, poco a poco, las ventas en casa crecen tímidamente –el 2013 la exportación ‘caerá’ dos puntos hasta el 96%, aproximadamente–. 

Alemania, Italia, Francia, Bélgica y Holanda son algunos de los destinatarios de su calzado. Allí la mentalidad ecológica está más desarrollada y el cliente valora, «además de la marca España, el carácter ecológico», algo aún en desarrollo en España. Además defiende que «es un producto con un precio muy competitivo. Unos 25 o unos 30 euros». Pero no sólo se quedan en Europa. Desde Tailandia hasta Japón pasando por Dubai mientras preparan el terreno en Sudamérica. Nadie es –o al menos tarda en serlo– profeta en su tierra.

«Nosotros hemos innovado el sistema tradicional de vulcanizado desarrollando algo con un impacto medioambiental mínimo», defiende León. Dejando a un lado las cifras de negocio que todo va bien lo demuestran los 30 trabajadores con una media de edad de unos 28 años que, asegura León, forman una gran familia. Ese es el verdadero truco.