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En la prehistoria la moda no comenzó a utilizarse por estética sino por necesidad, simplemente se creaban prendas para para cubrir el cuerpo del frío. ¿Y qué era aquello que tenían más a mano? Los vegetales y las pieles de los animales, pero en sus comienzos no tenían ningún tipo de técnica o manera de tratar la piel de estos una vez extraída.
En los albores de la humanidad, en África, gracias a la buena climatología, no fueron necesarias piezas para resguardarse del frío. No fue hasta que los grandes grupos se volvieron nómadas, y emigraron hacía lo que ahora es Europa cuando realmente surgió la indumentaria debido a la necesidad de protegerse del frío.
Una vez extraída la piel del animal, al secarse, se endurecía y resultaba intratable, además del mal olor que desprendía. Para que la piel se hiciese más blanda y manejable la masticaban, ya que la saliva producía un efecto ablandador prolongado, pero que sin embargo, a pesar del esfuerzo que suponía, tampoco duraba mucho tiempo. Otro método consistía en golpearla con un mazo primitivo aunque tampoco resultaba muy efectivo. Por ello la solución más fácil, en el paleolítico, era el uso de las pieles a modo de capas.
Más tarde se comenzó a aplicar grasa animal como la de ballena o aceites a la piel, aunque seguía dejando la piel muy seca y la teñían con tinte que extraían de las cortezas de los arboles como el roble o el sauce. Pero el método definitivo lo encontraron precisamente en estas cortezas de los arboles, usado ya casi en el neolítico. La corteza contenía acido tánico que al mezclarse con la piel quedaba blanda, moldeable y seca. Justo lo que necesitaban para trabajarla.
De esta forma las piezas de piel se podían cortar y unir, y de así surgió un gran avance: la aguja con ojo que se hacía de marfil, huesos de diversos animales, cuernos o colmillos y el hilo, que conseguían gracias a los tendones de los propios animales.
Posteriormente en el neolítico se empezaron a usar las fibras vegetales y animales, creando tejidos afieltrados con el método de mongol, peinando la lana, humedeciéndola y golpeándola. Y surgió el gusto por la creación de complementos a base de piedras talladas. La moda, como uso estético de las prendas de vestir tiene su origen casi desde los comienzos del uso de estas, a través de tintes y complementos.
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