Al principio nada parecía indicar que Giorgio Armani se iba a convertir alguna vez en uno de los mayores diseñadores de moda del mundo. Nació el 11 de 1934 en Piacenza y era el segundo de los tres hijos que tuvieron sus padres, un contable y una ama de casa. Por poco se salvó de un ataque aéreo durante la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, la familia se trasladó a Milán y Armani comenzó a estudiar Medicina en la universidad.

Pero durante el servicio militar en un hospital del Ejército se dio cuenta de que el oficio de médico no cumplía sus expectativas.

En medio de esa crisis sobre qué rumbo debía dar a su vida se abrió por azar la vía de la moda. Una amiga le consiguió un trabajo en el departamento de publicidad de los grandes almacenes La Rinascente. De allí pasó a formar parte en 1964 del equipo del diseñador Nino Cerruti y comenzó por primera vez a dibujar y planificar prendas, sin haber aprendido jamás antes nada del oficio. En 1975, fundó finalmente su propia firma, Giorgio Armani, junto con su pareja Sergio Galeotti.

En aquellos años París seguía siendo la capital indiscutible de la moda, pero Milán comenzaba ya a desafiar ese dominio con una generación de profesionales del sector como Gianni Versace, Gianfranco Ferré y Giorgio Armani.

Su estilo, una discreta e informal elegancia, se convirtió en su seña de identidad. Redujo la moda a lo esencial y se centró en los colores neutrales haciendo de la máxima «menos es más» un eje de su obra.
Armani buscó pronto la cercanía de las estrellas. En 1980, Hollywood se fijó en él tras vestir a Richard Gere en American Gigolo, creando así un icono de estilo. Aquella película supuso el inicio de una larga y fructífera relación, pues sus diseños han desfilado por la alfombra roja más vista del mundo, la de los Oscar.

Plenamente en activo y presentando colecciones cada temporada sin descanso, el italiano es en la actualidad el diseñador más importante del panorama milanés, aun cuando ya no sea su mayor impulsor, un papel que actualmente está ejerciendo Miuccia Prada.

Éxito de ventas.

Sin embargo, en cuestión de cifras no le podría ir mejor. El volumen de negocio el año pasado fue de 2.180 millones de euros y la empresa es enteramente suya, toda una excepción en un sector cada vez más dominado por las adquisiciones por parte de grandes grupos empresariales. A diferencia de Prada o Gucci no solo se centra en el sector del lujo, sino que su nombre se ha diversificado en varias líneas, inclusive Armani Exchange, de precios más económicas para una clientela más joven.

Y parece que Armani no se cansa de trabajar: en junio presentó la colección masculina en Milán y estos días en París acaba de mostrar su colección en alta costura para el próximo otoño-invierno. Una vida en continuo estrés, que se endulza con espectaculares mansiones en todo el mundo y un impresionante yate negro, muy propio de él.

Sin embargo, tras sufrir una hepatitis hace cinco años sonó la alerta. Una de las cuestiones que más se debate en el mundo de la moda es cómo va a funcionar el imperio cuando ya no esté. Empero, Armani rechaza tanto una venta de su marca como salir a bolsa.

El mejor regalo de cumpleaños, según comentó recientemente, lo recibió cuando el equipo de baloncesto de Milán se hizo con el campeonato. Su primer título en 18 años. El diseñador apoya al club, y por ello el nombre de su línea deportiva se llama EA7 Emporio Armani Mailand.

En el encuentro de la final, se vio al creador de moda en junio con una camiseta roja celebrando con los jugadores el triunfo de su equipo.

Pero el cumpleaños redondo de mañana tiene previsto celebrarlo en «privado». Su agente de prensa no quiso dar más detalles, pues se sabe que en un sector tan fijado en la juventud se prefiere evitar hacer sonar las campanas con una edad así.

Sin embargo, seguro que se programarán grandes celebraciones para 2015, cuando su empresa celebre su 40 aniversario en el mercado.

http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z207FD897-00A3-0E36-082063984FE36684/20140710/armani/cresta/moda