La artesanía -visible en las costuras interiores, en las cremalleras o en la pintura aplicada de forma manual- es otro de los pilares de esta nueva etapa de Acosta. “Los extranjeros valoran mucho la mano de obra española, y los clientes nacionales también”, explica la presidenta, ahora pensando en llevar Acosta más lejos.

Fuera de España

Rusia, Andorra o Japón serán los próximos países donde se comercializarán los artículos de piel y marroquinería que caracterizan a la marca, consolidada ya en ciudades españolas como Madrid, Valladolid o Valencia.

La piel, un material no exento de controversia entre algunos sectores sociales y asociaciones de defensa de los derechos animales, es la materia prima de esta firma cuyo origen se remonta a 1942.

Cristina Colomer se defiende de las críticas asegurando que Acosta “no utiliza pieles sin control de origen”, y “trata de respetar siempre las normas de CITES” (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres).

Otra de las vías de negocio que trabaja la marca española es la colaboración con diseñadores españoles, quienes interpretan la esencia de Acosta desde su propio imaginario creativo.

Así lo ha hecho Ana Locking con una colección cápsula de bolsos para Acosta, que la diseñadora llevó a Mercedes Benz Fashion Week Madrid como complementos de su propuesta “The magic mountain”.

Ulises Mérida también firmó una colaboración con la firma española; diseñó sofisticadas carteras a base de lazos de piel, que se comportaban en la mujer como una extensión de su propio cuerpo.

“El equipo” es lo más importante para Colomer, quien dice acudir muy a menudo a los puntos de venta de Acosta para tener una información de primera mano “sobre lo que demanda el cliente”. EFE.