El Black Friday se ha instituido como un día lúdico y de promociones en el que el comercio de proximidad brinda al consumidor la oportunidad de adelantar algunas compras navideñas a precios sensiblemente inferiores a los que podrá encontrar semanas después, ofreciéndole además comodidades añadidas como el pago del tiquet del aparcamiento más cercano, o actividades de ocio para los más pequeños, entre otras muchas opciones.

Son solo algunos ejemplos de una campaña en la que la creatividad y la cooperación toman el comercio urbano para tratar de incentivar el consumo, y lo hace en colaboración con Ayuntamientos o Diputaciones en muchas ocasiones, o desde la gestión cooperativa de los CCA’s de muchas ciudades. Todo, para planificar y desarrollar completos programas de actividades, coordinar la adhesión y participación del mayor número posible de comercios, e incluso de hostelería, presente en esas calles.

Lo que comenzó hace apenas tres años con tímidas experiencias piloto y muchas dudas, hoy toma fuerza con una rápida progresión en su aceptación e implantación tanto en el comercio de proximidad como en el consumidor.

Se trata de una iniciativa que hemos importado desde EEUU, pero que en España tiene su propia idiosincrasia y a la vez su propia evolución y transformación. En España hemos alargado su duración, extendiéndola al fin de semana e incluso llegando al lunes a través de las tiendas online de nuestros comercios, para llegar al Cyber Monday.

Unas nuevas “rebajas” en nuestro país

El comercio minorista comenzó acogiendo el Black Friday hace tres o cuatro años en un contexto con el consumo prácticamente plano, convirtiéndolo en ese momento en un nuevo esfuerzo del comercio por reactivar la demanda.

Hoy, el fenómeno del Black Friday se ha convertido en unas nuevas “rebajas” en España

Con la liberalización de los períodos de rebajas en España en julio de 2012 se produce cierta confusión en el consumidor, que no puede saber con certeza en qué momento va a encontrar un mismo producto a un precio más ventajoso, pues los descuentos, ofertas y promociones son prácticamente permanentes a lo largo de todo el año. Se ha ido difuminando progresivamente el concepto de “rebajas” que tanto tiempo costó definir. El fenómeno del Black Friday lo recupera. Delimita claramente la duración de esos descuentos y rebajas, lo que ha generado cierto reclamo, provocando la reactivación de la demanda en esos días, y a su vez, ofrece al consumidor la seguridad de que en esos días va a encontrar un producto rebajado. Este hecho, viene a demostrar que cuando se acota un periodo del año el éxito de la campaña está garantizado. El efecto Black Friday en España responde, por tanto, a dos cuestiones: por un lado es la demostración de los beneficios de disponer de períodos de rebajas acotados y definidos, pero también, es fruto del nuevo consumidor, un consumidor postcrisis, con hábitos de compra diferentes. Es un consumidor mucho más escéptico, que rehúye de la compra impulsiva y valora más la relación calidad-precio, medita más sus compras, compra más frecuentemente pero menos cosas.

La Confederación Española de Comercio (CEC), bajo el título “El Black Friday da el salto a tu Comercio”,  pretende visibilizar el trabajo de numerosas asociaciones de comercio, federaciones y CCA’s (Centros Comerciales Abiertos) así como de numerosos comercios de proximidad para ofrecer a los consumidores productos en condiciones ventajosas y animar el consumo en estos días.

Por: Álvaro Gutiérrez