España se consolida como tercer país en número de participantes, solo superada por Francia, organizadora de la feria y que copa el 50 por ciento de la oferta, e Italia, que en esta edición ha aportado 67 firmas.

En un contexto de "crisis dentro del mercado", los creadores españoles apuestan por exportar sus diseños, "una estrategia que está salvando al sector", apunta Olga Pons, directora de GPE, empresa encargada de gestionar la participación de firmas españolas en ferias del extranjero.

"En España no se vende nada", se lamenta gráficamente Pablo Galve, de Porca Miseria, firma madrileña que trabaja el latón y la plata para crear joyas de motivos "mitológicos, oníricos y grotescos", con referencias a la literatura de H.P Lovecraft, que visita París por segundo año consecutivo.

Galve cree que "no hay nada que ahora marque tendencia (en España), salvo un par de mercados enfocados al gran público como el de Motores o el de Matadero, al menos en Madrid", matiza.

Su colección fue seleccionada para formar parte del Cream, un "espacio en blanco" que hace las veces de zona VIP y que está integrado por firmas "destinadas a crear tendencia", apuntan desde la organización.

Junto a Porca Miseria, en este espacio, compuesto por un total de 45 firmas, hay otras tres colecciones españolas.

La valenciana Manitas de plata, de piezas pintadas a mano y "con un toque de humor" que hacen alusión "a películas o personajes que nos motivan", explican Carmen y Marina Puche, hermanas y creadoras de la firma.

La navarra Lamai, que lleva cuatro ediciones participando en Bijorhca desde este espacio, y La Mouchete, firma madrileña cuya creadora, Olga Álvarez, se sirve de materiales industriales como "el metacrilato o el acetato de celulosa" para darles "un acabado tradicional" y convertirlos en joyas.

Entre estos nuevos diseñadores, tanto los que forman parte de Cream como los que participan desde fuera, se suele repetir el mismo patrón: aprendizaje autodidacta en la mayoría de casos y elaboración artesanal de piezas de alta bisutería.

Una tendencia que viene motivada por el desplome que el sector de la joyería ha experimentado durante los últimos años, asegura Olga Pons.

En este nuevo escenario, las firmas más jóvenes y de menos recorrido han sabido hacerse un hueco apostando por la creación a partir de materiales "más económicos y menos lujosos que el oro o las piedras preciosas", precisa la directora de GPE.

La feria, pese a ser una de las citas más consolidadas a nivel internacional dentro del sector, tuvo que lidiar durante la pasada edición, en julio de 2013, con un descenso en el número de clientes, lo que ha obligado al director del salón, Richard Martin, a retrasar hasta septiembre la próxima edición veraniega, fecha habitual de la exposición hasta hace dos años.

"En un contexto económico difícil, es necesario que nuestro producto cuente con la mayor visibilidad posible a fin de atraer al mayor número de compradores. Las dos últimas ediciones (de verano) celebradas en julio no estuvieron a la altura de las expectativas", apunta Martin.

En esta ocasión, los artículos presentados en Bijorhca se han divido entre la bisutería preciosa -plata, oro, acero y relojes-, que ha supuesto un 30 % de la oferta total, la bisutería fantasía -creaciones, costuras y accesorios de moda, que ha copado el 50 %, y los "elementos" -perlas, piedras, cadenas y broches-, que han significado el 15 % restante.

Por cercanía y afinidad, Francia e Italia son los dos principales mercados a los que España exporta productos de alta bisutería, según explica Olga Pons.

(Agencia EFE)