Efectivamente, las cuatro marcas más falsificadas del mundo son Chanel, especialmente su modelo 2.55, Louis Vuitton, con su Speedy, Loewe, destacando su clásico Amazona, y el deseado Birkin de Hèrmes. 

Símbolo de estatus y posición social, la gran admiración hacia estas firmas y sus respectivos modelos ha desencadenado un creciente movimiento de réplica, que no copia, ya que en las falsificaciones la intención es reproducir exactamente el mismo bolso pero de imitación teniendo de referencia al auténtico. 

Con este tipo de mercado de los bolsos caros, los precios bajan de manera imparable, y en lugar de un precio que oscila entre 62.000 y 40.000 dólares es posible lucir un Birkin por la irrisoria cantidad de 40 dólares. 

Las ventajas de la falsificación es que abren el acceso a bolsos que mucha gente no podría tener de otra manera, sin embargo, no duran lo mismo que uno auténtico y no son productos acabados y elaborados a mano, sino en cadena de producción, por lo que la diferencia es más que evidente. 

Algunos de los focos más famosos en los que se venden estas réplicas se encuentran en el zoco de Abu Dhabi (Emiratos Árabes) y la zona de chinatown de Manhattan de Nueva York (Estados Unidos), entre otros tantos, así como la venta ambulante de algunas zonas turísticas en Brasil, México, Italia o España. 

OTRAS FIRMAS CON RÉPLICA 

El mundo de la moda es muy amplio y tanto o más lo son sus distintas firmas, por lo que otras grandes marcas como Prada, Dior, Gucci o Cartier también han experimentado la falsificación en algunos de sus productos más aclamados. 

Otras firmas afectadas han sido Michael Kors, Carolina Herrera o Ralph Lauren, pero también hay que añadir que algunas marcas no sólo han visto replicados sus bolsos, sino sus perfumes originales, sus cinturones, cremas, polos e incluso bañadores.

Europa Press