Como explicó Emily Segal, una de las fundadoras de K-Hole, a Vogue.com ” el chaos magic, “creer se convierte en una herramienta de cambio”, un cambio personal.

Básicamente, chaos magic es lo que sucede después de la voluntad. Es el antídoto a los problemas que surgen por pensar demasiado las cosas, es “mezclar tu propio Kool-Aid, decidir qué tan fuerte lo quieres y saber cuándo tomarlo y cuándo parar”, según K-Hole. Por ello, no es difícil imaginar que alguien con un libre albedrio ilimitado y lleno de brillantina, como Miley, se convierta en un icono de este movimiento que busca crear magia a través de la experiencias.

Ninguna tendencia aparece por ensalmo y el Chaos Magic no va a tardar en llegar. Este es su origen, su filosofía y su porqué. Y si ahora quieres conocer su estética: suma un cielo estrellado con un estampado retro y personal, algo de caleidoscopio, aderézalo con una pizca de oscurantismo masónico y que no falte una nebulosa, una carta astral y una mandala.

¿Y qué tiene que ver con la moda? Todo y nada. Pues aunque no habla de un estilo o silueta específica, sí se refiere a la forma en la que las firmas se relacionan con sus clientes. Se trata de “regresar al panorama emocional de los consumidores, en vez de hacia sus bolsillos”. 

La maquinaria de la moda, siempre atenta a lo que se cuece hoy (pero aun más a lo que se cocerá mañana) ya se ha aventurado a señalar a los early adopters de la tendencia: Alessandro Michele dejando citas de Roland Barthes en su desfile de presentación en Gucci, lo mismo que Nicolas Ghesquière para Louis Vuitton yRiccardo Tisci –con su inseparable partenaire Marina Abramovic– presentando colecciones rayanas en elperformance. De la ola de jóvenes promesas, Mary Kantratzou parece ser la abanderada. Para su presentación de primavera/verano 2016 hizo estallar un meteorito sobre las prendas y el resultado fue una colección de estampados siderales.