La personificación maternal de la naturaleza inspira algunos de los looks del próximo verano. Vemos como los aspectos vitales de la misma se incorporan de lleno en forma de siluetas, colores, accesorios y detalles en las prendas sin ningún tipo de atadura. Las apuestas de los diseñadores reflexionan por el consumo más amable y respetuoso con el medio ambiente, así como más limitado y exclusivo.

La inspiración de algunos diseñadores apunta a espacios y tiempos futuros de películas de ciencia ficción que se sienten hoy menos ficticias que nunca. La anacrónica presencia de personajes cinematográficos de historias retro-futuristas se fusionan con elementos de cultura pop y Manga. Los tejidos tecnológicos y siluetas cargadas de sensualidad empoderan a una mujer que pertenece en realidad ya más al presente que al futuro.

Capas y colas aparecen como piezas únicas sobre baño y lencería pero también como extensiones de vestidos. La formalidad o informalidad no precede sino la intención de crear personajes de cuento. Tul, red, gasas, sedas o tejidos técnicos definen si juegas el papel maléfico o el celestial.

Después de la posguerra en EEUU comienzan a quedar a atrás para dar paso a una década en la que la mujer recupera el esplendor de su indumentaria. ¿Es quizás ese come back una comparativa temporal? Todas las claves de las prendas de los años 50s como caderas y bustos muy pronunciados, la denominada silueta reloj de arena, escotes en forma de corazón, hombros descubiertos, faldas de talle alto, vestidos que marcan cintura con amplios vuelos están reflejadas en la temporada.

La arquitectura de vanguardia inspira no solo conceptualmente a las colecciones sino las propias propuestas de siluetas de la mujer. Los diseñadores investigan sobre el espacio y el aire creando cortes geométricos sobre vestidos midi y tops futuristas. El arriesgado diálogo entre el tejido y piel queda claramente reflejado en algunas de las prendas clave de la temporada.

La flor destaca como embellecedor de las prendas en formato relieve. Aparece aplicada sobre hombros, cintura, escote, abotonaduras o como propia prenda tridimensional, a veces en color contraste y otras en monocromo. La clave es el tamaño XL.

El diálogo sostenible continua en los matices de color. Hay una grandísima presencia de azules pero especialmente uno que evoca el más líquido de los 5 elementos: azul océano. Los diseñadores coinciden en su mirada reflexiva y crítica hacia el medio ambiente.

El vestido se convierte en la prenda estrella de la temporada. Desborda la cantidad de apariciones en la pasarela de verano y una de sus formas clave es el vestido a capas: la orgánica silueta se forma con ligeras sedas o reforzadas con tules para intensificar el efecto tridimensional de las hojas. Mini, midi o largo en el mismo tono o jugando con tonalidades de la misma familiar para crear el somático efecto flor.

El top estrella aparece en clave futura. Lencería como prenda exterior sin miedo el presente. Siempre en tejidos glossy o metálicos y tiras que dibujan la piel y ofrecen sujeción extra. No es necesario abrigarlo con camisas o chaquetas, las líneas cruzadas visten por completo a nuestro personaje de ciencia ficción.

El cinturón corsé se renueva y se convierte en el accesorio estrella para elevar los looks de verano a un espacio-tiempo eterno. Cinturones de gran envergadura dibujan estructuralmente la cintura y se abotonan, cierran o atan para cumplir su función ancestral: siluetear el vestido largo.