Julia y Renata. Con su colección titulada “Las manos y la materia”, las diseñadoras guadalajareñas, Julia y Renata, volvieron a encantar gracias a un repertorio etéreo, dominado por las formas y colores simples. “Las manos y la materia” utiliza el milenario lenguaje del arte de la cerámica como fuente de inspiración, argumento apreciable en los fluidos movimientos de envolventes telas que simulan una obra alfarera en pleno proceso de creación, como también, en los sutiles estampados que evocan piezas contemporáneas de caolín.

Lorena Saravia. La joven Lorena Saravia decantó por una gama de piezas minimalistas en la que los juegos de asimetría revelan un espíritu ecléctico que fluye entre la sensibilidad pura y la fortaleza extrema, dando como resultado una propuesta elegante y chic. Negro y blanco sirvieron de base para dar vida a una paleta cromática sobria, interceptada por tonalidadesbeiges, azules y rojas, todas, adicionadas en perfecta armonía.

Alejandra Quesada. Siempre fresca, femenina y chispeante, propone un verano full color. Tomando como referencia el concepto de “infatuación”, Quesada se arriesgó mezclando formas y colores, los que amalgamados dan origen a originales improntas y figuras. Se trata de un repertorio absolutamente urbano, en el que las sedas, algodones y denim, se entremezclan hábilmente con fibras poco convencionales como el elastano.

JI+B. Bajo la atenta mirada de sus creativos, Jesús Ibarra y Bertholdo Espinoza, la firma JI+B exhibió una llamativa gama de piezas marcadas por el influjo tropical y la psicodelia sesentera. Los patrones vaporosos que adoptan moldes de amplias túnicas, ponen de manifiesto el espíritu retro-chic que fluye en la colección. Mientras que los vibrantes colores ácidos que se agolpan sobre sedas y saténes, evidencian el optimismo característico del trópico.

Jorge Duque. Mucho más osado fue el trabajo enseñado por el colombiano. En esta ocasión, el diseñador apostó por mezclar fibras y patrones convencionales, con texturas brillantes y cortes de guiños futuristas. Sin duda, las descollantes telas doradas acapararon el protagonismo de esta colección que, lejos de caer en la excesiva extravagancia, ofrece prendas atrevidas, prestas a ser utilizadas por mujeres vanguardistas y conocedoras de sus encantos.

Lydia Lavín. Fiel a su esencia, ligada a las raíces aztecas, la firma cautivó con su colección rubricada “Hijas de la lluvia”, un repertorio que reivindica el folclore mexicano por medio de prendas modernas, ricas en delicados bordados y tejidos típicos.

Alejandro Carlín. El glamour en su más genuina expresión llegó de la mano de Alejandro Carlín. En esta oportunidad, el diseñador presentó “Ópalo” una serie dotada de exquisitas creaciones, en la que la sencillez de los tonos neutros se enalteció a través de la técnica del colorblocking y la incorporación de detalles dorados.

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