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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINDiseñadores, "influencers", compradores y famosos se reúnen desde el viernes en el 40º aniversario de la Semana de la Moda de Londres, intentando olvidar la sombría coyuntura económica del Reino Unido y del sector.
Sobre pasarelas físicas o virtuales, alrededor de sesenta talentos emergentes e íconos de la moda como Burberry comenzaron el viernes a presentar sus colecciones otoño/invierno 2024 en todo Londres.
El desfile del irlandés y estadounidense Paul Costelloe, uno de los diseñadores favoritos de la princesa Diana, dio el pistoletazo de salida a la 'London Fashion Week', sin la presencia del veterano creador, de 78 años, en cama debido a una infección viral.
Su colección "Once upon a Time" rinde homenaje a la ciudad de Nueva York, donde residió. El modisto presentó un diseño clásico, en el que aparecen taxis amarillos y rascacielos en los pañuelos o las blusas, acompañados de amplios abrigos.
Por su parte, la ucraniana Masha Popova presentó una colección inspirada en la moda de principios de los años 2000.
En la diseñadora turca Bora Aksu, las modelos lucieron corpiños ajustados y vestidos de encaje de su color rosa favorito, acompañado de azul o negro, para celebrar el "poder femenino" y "la alegría más brillante de la vida".
El británico Edward Crutchley utilizó la figura masculina del cowboy, adornado con sombreros y amplios abrigos, incorporando piezas de látex, maxihombros, delicados estampados de inspiración medieval y largas melenas onduladas tanto en hombres como en mujeres.
El fin de semana dejará paso a nombres más conocidos como JW Anderson, declarado diseñador del año 2023 por Vogue; Richard Quinn, Ahluwalia o Simone Rocha, invitada por Jean-Paul Gaultier para su colección de alta costura primavera/verano de 2024 en París hace unas semanas.
Esta 40ª edición no se desarrolla en el mejor de los contextos para la industria de la moda británica. Tras el brexit, que penalizó el comercio con Europa, el Reino Unido atraviesa una dura crisis de poder adquisitivo provocada por la inflación desde hace casi dos años, poniendo en dificultades a las casas jóvenes.
Las nuevas marcas cuestionan cada vez más la conveniencia de invertir miles de libras en desfiles, como Dilara Findikoglu que, el pasado septiembre, sorprendió al anunciar la cancelación de su desfile por motivos económicos.
Esta industria emplea a casi 900.000 personas en el Reino Unido y contribuye con 21.000 millones de libras (unos 26.300 millones de dólares) a la economía británica, según el British Fashion Council (BFC), que organiza el evento.
Sin embargo, el sector vive un período "delicado", señaló la directora del BFC, Caroline Rush, en una entrevista con la AFP.
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