El diseñador de origen dominicano, que falleció en octubre de 2014 en su casa del estado de Connecticut (EEUU) tras varios años luchando contra el cáncer, fue un ejemplo para otros diseñadores latinos y el último superviviente de una generación de grandes creadores.

La exhibición documentará su ascenso a la fama, empezando por España, donde realizó sus primeros trabajos, y después durante sus años de formación en las principales casas de moda del mundo.

De la Renta se convertiría, con el paso de los años, en el diseñador de algunas de las figuras más influyentes de los siglos XX y XXI.

De madre dominicana con raíces hispanoitalianas y padre puertorriqueño, consideró crucial para su imaginario el color, las flores y la luz del Caribe, aunque no tardó en irse a Europa para formarse como artista.

Aprendió de Cristóbal Balenciaga en España, trabajó para Lanvin en París y llegó a Nueva York a finales de los sesenta, trabajando para Elizabeth Arden.

La retrospectiva en San Francisco comenzará con sus años en España en los cincuenta, donde nació su pasión por la moda y desde donde saltaría a Nueva York en la década de 1960.

En los setenta dio a conocer su trabajo en París, desde donde conquistó el mundo de la moda.

Óscar de la Renta celebró los ochenta como la década de la ropa opulenta por la que él confesaba debilidad. Fueron años en los que el modisto se convirtió en invitado habitual en las cenas de la Casa Blanca en Washington y en la que se impuso un "glamour exuberante".

El modisto definiría los noventa como una década de gente y ropa internacional, en la que se difuminaron las fronteras y en la que vivió con un pie en Nueva York y otro en París, donde se sumó a la firma Pierre Balmain, con lo que se convirtió en una especie de marca global.

"El siglo XXI es el siglo de la mujer", diría Óscar de la Renta con la llegada del nuevo siglo, que estrenó convertido en un icono, un diseñador que vistió a cuatro primeras damas estadounidenses: Betty Ford, Nancy Reagan, Hillary Clinton y Laura Bush, según recuerda el Museo de Young.

La ahora candidata presidencial demócrata Hillary Clinton se refirió a él como "un gran estadounidense y un gran amigo".

Para De la Renta lo importante en la vida fue la gente a la que quiso y el haber intentado vivir una buena vida, según sus propias palabras recogidas en la retrospectiva que se inauguró el sábado.