Se graduó como diseñador de moda por parte del Instituto Pratt de Nueva York. En 1997 fundó su propia marca y se trasladó a París, donde jugó con diversos elementos de la cultura, como los refrescos, las hamburguesas e íconos, como Mickey Mouse.

Desde que llegara a París y se hiciera un nombre a través de su escena nocturna, la carrera de Scott es un alegato en contra de la sofisticación, el elitismo e incluso el buen gusto. Su primera colección,  ya jugaba con la fusión entre la alta y la baja cultura, confundía desfile y espectáculo (se presentó en un bar y simulaba el choque de varios coches) y encumbraba a su primera musa, la modelo Devon Aoki. 

Sus colecciones siempre tienen su sello particular, con prendas coloridas y definidas como “locas”, con diseños siempre influidos por la estética pop. A pesar de ello, su talento ha sido reconocido por grandes de la moda, como Karl Lagerfeld, que dijo que Scott es al que ve ocupando el puesto de diseñador en Chanel tras su jubilación.

Se trasladó en 2001 a Los Ángeles y desde entonces ha mostrado sus colecciones en las pasarelas de Nueva York, París, Moscú y Londres. La colección de primavera/verano 2014 la presentó en la pasarela neoyorkina.

Colabora desde el año 2008 con Adidas originals lanzando una colección de ropa, calzado y accesorios de deporte diseñada por él. También ha colaborado con la casa de relojes Swatch y la firma de bolsos Longchamp.

La casa italiana Moschino anunció su contratación como director creativo en octubre de 2013 para sustituir a Rossella Jardini, que llevaba en el cargo desde 1994. Scott conoce bien la firma italiana ya que trabajó en prácticas hace años. En febrero de 2014 se presentó en Milán su primera colección para la casa italiana.

Su comentario al ser contratado fue:  "Para mí, uno de los elementos clave de Moschino es el humor. Es una de las pocas casas que, como yo, lo tiene. Compartimos una obsesión por burlarnos de la moda"

Muchas “celebrities” como Madonna, Kylie Minogue, Rihanna y Lady Gaga son incondicionales con sus diseños extravagantes.

Su pasada colección presentada en Nueva York el pasado septiembre del 2014, se centraba en collares hawaianos y coronas de flores, en tejidos reflectantes multicolor y significaba la primera colaboración con su nueva clienta aventajada, Miley Cyrus.

 “Si no me dedicara a la moda, sería una estrella del pop”, confesaba recientemente a la revista Vogue. Fan declarado de Jean Paul Gaultier, Keith Haring o Andy Warhol, muchos lo consideran el estandarte del pop art en las pasarelas, el único capaz de convertir un envoltorio de chocolatina o un bolso inspirado en el fast food en la quintaesencia del lujo contemporáneo.