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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLa historia del esmoquin se remonta a los comienzos del siglo XX, época en la cual primaba un estricto código social que regía la vida de las personas en todos sus ámbitos. Esta prenda se había asegurado su lugar como uniforme vitalicio de todos los caballeros ingleses, españoles, franceses y norteamericanos, que admiraban su elegancia y practicidad. Sin embargo, su incorporación al guardarropas femenino se veía aún lejana, y hasta imposible.
Durante los años 30, esta tajante división de roles de género, y la condena social que rodeaba a cada una de estas normas implíscitas, afectaba por sobre todo a las mujeres. En cuanto a su vestimenta, la pomposidad parecía ser el requisito obligatorio: corsés, faldas amplias, vestidos de grandes dimensiones, eran algunas de sus prendas cotidianas. Coco Chanel fue de las primeras en tomar consciencia de la necesidad de un cambio, pero no lo hizo sola.
El cine como medio de entretenimiento era sumamente poderoso e influyente en esta época, y las actrices de Hollywood eran las más sólidas referentes femeninas en materia de moda. Fue Marlene Dietrich la pionera de esta historia, y la responsable de iniciar una nueva revolución: en la película Morocco, lució por primera vez un esmoquin. La polémica y las descalificaciones no tardaron en llegar, pero el cambio era inevitable.
En respuesta al atrevimiento de la actriz, el magnate francés Yves Saint Laurent, vio una oportunidad: confeccionaría el primer esmoquin femenino, como símbolo de sofisticación y empoderamiento. Así fue cómo, gracias a la cada vez más frecuente aparición de “Le Smoking” en la gran pantalla y su trascendente significación simbólica, su popularidad se catapultó y alcanzó una clientela masiva.
"Quiero encontrar para la mujer lo equivalente al traje masculino", declaró Yves Saint Laurent, sin ser consciente de que su fórmula del éxito sería más sencilla de lo que creía: dar forma a la sastrería femenina a través del "smoking", una de las prendas más versátiles, atemporales y con personalidad de la historia. Un fondo de armario que luciría desde Diana de Gales hasta Naomi Campbell, y que se convertiría en un conjunto democratizado y atemporal.
¿En qué consiste el esmoquin? Es un conjunto compuesto por chaqueta y pantalón, cuyo diseño es caracterizado por su simpleza y sobriedad. Generalmente de color negro, es una de las prendas más versátiles que existen, y su uso no se circunscribe exclusivamente a ocasiones formales.
Con camisa blanca y lazo negro, la "Pop Art Collection" de 1966 del creador francés quedó eclipsada por este conjunto, hasta entonces reservado para hombres y con la finalidad de proteger la ropa del olor a humo. Sobre la pasarela y adaptado al cuerpo de la mujer, el esmoquin replanteó una nueva feminidad, que desde entonces se recrea continuamente en trajes de diferentes patrones, con posibilidades tan infinitas como mujeres existen en el mundo.
Más de medio siglo después, el epicentro de sastrería masculina, la calle londinense de Saville Row, presencia la apertura de "The Deck", la primera sastrería solo para mujeres, una firma que según da a conocer su fundadora, Daisy Knatchbull, tiene como objetivo "empoderar" a la mujer a través de esta icónica prenda.
Que las clientas salgan de la tienda "con la sensación de que tienen algo que es como una segunda piel, que pueden atesorar, que quieren cuidar y reparar y poder dejarle a la próxima generación". Este es el objetivo de la londinense con sus creaciones, que pretenden poner de manifiesto el carácter atemporal del buen saber hacer ligado a la sastrería.
Que las clientas salgan de la tienda "con la sensación de que tienen algo que es como una segunda piel, que pueden atesorar, que quieren cuidar y reparar y poder dejarle a la próxima generación". Este es el objetivo de la londinense con sus creaciones, que pretenden poner de manifiesto el carácter atemporal del buen saber hacer ligado a la sastrería.
De firmas especializadas por y para el traje femenino a marcas internacionales consagradas en pasarelas o cadenas "low cost", el esmoquin es omnipresente en las colecciones de las últimas temporadas: Desde Jacquemus con uno de los desfiles más virales de la pasada temporada entre campos de lavanda, a Burberry o Chanel y adaptadas a todo tipo de registros y patrones.
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